martes, 12 de enero de 2010

Santiago

Continuó todo estable, con peleas y reconciliaciones pero nada grave. Empecé un nuevo año, espero que sea uno distinto porque no quiero más golpes y caídas.
La semana pasada, en una de mis salidas con amigas, conocí un chico: Santiago. Es de una estatura media, fachero, rasgos perfectos, ojos celeste con pelo marrón tirado para el costado, no a ñp "flogger" sino una onda rara y despeinada, pero flequillo en si. Sonrisa seductora, carisma, gran sentido del humor; siempre está sonriendo.
Nos conocimos de una forma muy romántica. Esa noche discutí con Martín por una tontería y le dije a mis amigas que iba al baño pero me senté a llorar. Estaba muy enojada, cansada, histérica. Fui a comprarme un trago y había mucha gente entonces me tranquilicé y empecé a buscar a mis amigas. Como no las encontraba me subí a una especie de escalón donde había gente. En una de esas la gente comienza a saltar y me empujan; yo con mis tacos, me resbalo y caigo para atrás. ¿Dónde más iba a caer? él vio como me desplomaba del escalón (bastante alto) y me atajo, si, como en las novelas donde quedan a centímetros de juntar sus bocas. Estaba idiota, lo miraba y me bajó.
"Hubiera sido una caída fea" - dijo, sonriendo.
"Suerte que apareciste ¿cómo me viste?" - dije, todavía tonta.
"Te estaba mirando, sobre todo cuando te caías jaja y ahí estuvo tu príncipe para rescatarte" - dijo riendo y guiñándome un ojo.
"Si ¡que suerte! Muchas gracias" - dije, feliz.
"Santiago"
"¿Qué?"
"Que me llamo Santiago"
"Ah, yo "Mariana""
"Que lindo nombre" - dijo, y sonrió.
Estaba encantada, era un príncipe en serio; se me habían olvidado todos los problemas y enojos.
Corrí a contarle a mis amigas, pero iban a quejarse por "mirar a otro" (aunque ni querían a Martín) entonces se lo conté sólo a Celeste con la escusa de que me acompañe a comprar un trago.
"Y le pediste el celular me imagino" - me dijo.
No, que tonta, me embobé tanto que no lo hice; corrí a buscarlo por todos lados y no lo encontraba.
Me resigné y fui a bailar cuando de repente alguien me tomaba de la cintura y reía. Era él.
"Te fuiste rápido y no te pude decir algo" - me dijo entre tanto ruido.
"¿Qué me ibas a decir?"
"Que estás muy linda, aunque debes tener novio"
"Si..." (por desgracia) - dije, y empecé a enojarme.
"Bueno, una nueva amiga entonces; ¿me darías tu número?" - dijo, siempre con esa sonrisa.
"¡Claro!"
Intercambiamos números y pasamos toda la noche bailando y charlando.
Nos mandamos mensajes, como amigos claro, nos tenemos en el msn, facebook y no pasa un día que no me pregunte como ando o yo a él.
Se que está mal, aunque no esté haciendo nada en realidad, pero las ganas de morfármelo las tenía. Y bueno, soy humano, esas cosas no se presentan siempre pero me resistí, no voy a caer en la infidelidad hacía mi pareja, yo no, espero que no, creo que no... ojalá.

4 comentarios:

  1. Tal vez él es tu príncipe, el que te viene a rescatar de verdad.
    Igual, no hay que hacerse ilusiones, y menos si todo va estable con Martín, si es que van bien. Además hay una relación de por medio. Jeje un tanto complicado esto.
    Que sigas bien :) :)

    ResponderEliminar
  2. GRACIAS, la verdad sos muy dulce. Y si, yo no tengo nada que mostrarle a nadie, soy así y mis relaciones con las demás personas son como son, no pretendo impresionar a nadie.

    ResponderEliminar
  3. Buenisima tu historia... fue como en las peliculas, pero está tu novio de por medio tambien.
    Un beso, y lindo tu blog. te sigo (:

    ResponderEliminar
  4. Aparece alguien mas, siempre hay alguien mas, que te confunde. Pero si te pones a pensar, siempre aparece por algo. Suerte con eso, saludos enormes.

    ResponderEliminar

Gracias por poner aquí tu opinión, cada palabra tuya me ayudará a crecer.