martes, 30 de marzo de 2010

Algunos piensan que las personas están locas... yo lo confirmo.

Viernes.
Salimos con amigos, tres y tres (Celeste, Florencia y yo, y tres amigos)
3.00 a.m. Yo cuidando a Florencia que estaba en un estado alcohólico bastante feo. Mis tres amigos fueron a la barra, me dejaron ahí con ella mientras Celeste se encontró con Nicolás.

- Flor, sentate acá, no te muevas que voy a buscar a uno de los chicos, estoy muy inquieta y me lastimas cuando te agarro - le dije, sentándola en un sillón.
- Si si si si - respondió, es lo único que decía.

No le saqué la vista de encima ni un segundo, estaba sentada, miraba para todos lados, impaciente. Giro para ver donde estaban los chicos, no los encuentro. Vuelvo a mirar y no estaba. Empecé a buscar desesperada (si, desesperada, no saben lo que es ella en ese estado).
Pasó media hora y seguía sin encentrar a ninguno, nadie atendía el celular, no encontraba a nadie conocido siquiera.
Se hicieron las cuatro, encontré a Celeste y Nicolás a los besos en una pared.

- Chicos, se me escapó Florencia hace una hora y no la encuentro - dije.
- ¿Cómo? ¿y los chicos? - preguntó Celeste.
- No sé donde están, acá los busqué por todos lados - respondí.
- Bueno vamos afuera a buscar, quizá fueron para otro lado - dijo Nicolás.

Salimos, hacemos menos de una cuadra y nos encontramos a los chicos.

- ¡Tarados! ¿Por qué se fuero? - dije, enojada.
- Llevábamos las cosas cuando vimos a Florencia correr para afuera, tomamos todo de golpe y salimos a correrla - dijeron - Pero cuando salimos tan apurados el patova nos frenó, ahora no la encontramos -
- ¿Donde mierda estará esta piba? - dije.

Empezamos a caminar, mucha gente, a todos se les ocurrió salir ese día. Y si... la encontramos ¿cómo? contra una pared (ella contra la pared, de frente a la pared) y un pibe, desconocido, ustedes se imaginan haciendo que en plena calle pública, la gente caminando por al lado como si nada, alguno que otro lo miraban mal, aunque en si ya es algo común en estas calles.
Ella, como si nada, más con su estado alcohólico, con la pollera por la nuca y el pibe con los lompas caídos. Si, fue fea la situación.
Los chicos se rieron menos uno, Leandro, quién fue apurado y le metió una piña al chico, pero una piña que prácticamente lo desmayó.
Florencia, sacada, empezó a gritar como loca, él la agarró del brazo y la trajo a donde estábamos nosotros.

- Soltame, soltame - decía.
- Callate la boca, puta de mierda - le respondía Leandro.

Todos nosotros, con los ojos super abiertos, sin saber que decir. Ella se calmó, Celeste (pobre, siempre igual) la llevó a la casa de ella, para cuidarla, y Nicolás haciendo de remisero.
Los demás nos quedamos y me acerqué a Leandro.

- ¿Por qué te alteraste tanto? Está bien, es nuestra amiga, pero... - dije, dejándole un suspenso.
- Por dos cosas, la primera es que el pelotudo no tenía forro - dijo (Si, tenía toda la razón del mundo, seguramente la salvó de una buena).
- Es verdad. ¿Y la segunda? - dije.
- Nada - respondió, un poco dudoso.
- Dale, Lea -
- Que es mi amiga y me jode - dijo, como defendiéndose - ¿Yo dije algo malo? -
- No, no dijiste nada - contesté.
- ¿Entonces? Yo no me pongo mal por eso, es mi amiga, basta -
- Lea, yo no te dije nada, te estás hundiendo vos solo - dije, riendo.

Se rió, se dio cuenta que si.

- Me gusta, boluda - contestó.
- Pero... Lea, sabes como es ella - dije.
- Si, está loca, y vive todo a su forma, atropellada como ella sola -
- ¿Entonces? Estás loco en meterte con ella, perdón que lo diga - pregunté.
- Lo sé, pero me vuelve loco posta - dijo.

6.00 a.m.
A todo esto ya la noche estaba demasiada tranquila para mi (si, tranquila) algo faltaba, siempre algo pasa ¿Qué pasó? Apareció Martín.

- ¿Qué haces, bombón? - dijo, canchero.
- Nada - contesté, fría.
- Te jodo... ¿Podemos hablar? - dijo.
- No... - contesté.

Luego de mucho insistir le di el si, así no molestaba más.

- Mar, me muero por vos - dijo.
- Bueno Martín, basta, ya sabes, estoy en otra - contesté.
- Me jode tanto ¿Por qué no me das otra oportunidad? -
- Porque no y punto - dije.

Termino de decir la frase y aparece Santiago en la calle con una piba y un pibe, borracho (nunca lo vi así) muy borracho.

- Eeeeeh Martín - dijo y lo abrazó, sin saludarme a mi.

Situación rara, yo sorprendida, Martín más que yo.

- A vos te voy a pegar, pero somos amigos ahora - le dijo.
- Si, ahora ella es mi novia - dijo Martín y sin dejarme reaccionar me encajó un beso.

Santiago de repente reaccionó y le pegó, empezaron a pelearse pero Santiago mucho no pudo hacer, estaba muy alcoholizado.
La chica y el chico lo agarraron (amigos de él supongo) y se lo llevaron. Esto después que el amigo de una patada lo tiro a Martín al piso.
Me puse a llorar, estaba enojada, confundida.

- Loca, te amo - me dice Martín, desde el suelo, agarrándose la pierna.

PREGUNTITAS

domingo, 21 de marzo de 2010

No se puede tener un sábado tranquilo.

Sábado
Celeste y Florencia en casa, nos preparamos, comemos, planchita, pintura, ropa, salimos.

Llegamos y nos encontramos con amigos, los de siempre, y entre ellos Julián. Saludo a todos y me dirijo a él.

- Hola Juli -
- Hola Mar - me saludó un poco seco.
- ¿Cómo estás? - pregunté.
- Bien... - dijo, dio media vuelta y fue a la barra.

Me quedé un poco sorprendida (o tal vez no) de su reacción fría, pero no iba a culparlo.
La noche siguió normal, baile, tragos, amigos; la estábamos pasando bien.
En un momento se acerca un chico a intentar levantarse a Celeste, ella lo niega y el chico insiste; Celeste sigue negando y el chico empieza a forzarla para darle un beso. La situación se pone fea, yo empiezo a insultarlo y correrlo y él como si nada hasta que se acerca Julián y le pega en el medio de la nariz. El chico sangra y se agarra la cara pero a los dos segundos se levanta y le pega a Julián. Empiezan a pelearse, me estaba poniendo nerviosa y no sabía como frenarlos porque mis gritos no funcionaban. Hasta que Florencia agarra una botella y se la parte en la cabeza al chico. Quedé sorprendida.
El chico cayó desmayado y empezamos a correr (no entiendo como ningún patovica se dio cuenta). Salimos del lugar.
Estaba asustada, inquieta, no sabía que hacer y me sentía un poco culpable aunque no hice nada. Florencia lo más tranquila mirando las lastimaduras de Julián (un corte en la ceja) con Celeste, llorando y diciéndole gracias por lo que hizo.
Cuando todo más o menos se tranquilizó y estábamos lejos del lugar donde pasó todo me acerqué a Julián.

- Gracias, pero te podía haber pasado algo - dije.
- Da igual - dijo.
- No, no da igual. Igualmente no se podía hacer mucho, se re sarpó el flaco ese -
- Si... - dijo y se fue con los amigos, nuevamente dejándome hablando sola.

Después de unos minutos entramos a otro lugar nosotras tres y dos amigos más; Julián y un amigo se fueron a su casa.
Seguíamos un poco nerviosas y esta vez no nos despegamos de los chicos, menos Florencia que a las 4.30 vino a avisarnos que se iba al auto de un chico y si daba la plata a un hotel. Nada nuevo para nosotras.
Celeste seguía un poco asustada entonces llamó a Nicolás para que pase a buscarla, quién rápido vino por ella, preguntó por Julián para darle las gracias y se ofreció a llevarme a mi hasta mi casa, pero le agradecí y dije que me quedaba un poco más.

Para mi sorpresa tenía a alguien detrás mío, según la cara de mis amigos, si... Martín.

- ¿Qué queres? - dije.
- Mira a quién me encontré, la que se hace la viva - dijo.
- Yo no me hago nada, soy así ¿te molesta? -
- No... me encanta - y trató de besarle.

Lo esquivé, lo miré con odio e intenté alejarme.
Perdí de vista a mis amigos, supuse que quisieron dejarme sola para hablar con él, pero no era lo que yo quería.

- Espera, espera - dijo Martín acercándose.
- No me jodas, Martín - dije siguiendo buscando.
- Mariana, dejame que te diga algo -
- ¡Que! ¡¿Qué queres?! -
- Otra oportunidad -
- ¿Qué? -
- Mariana dale... - dijo, rogando.
- No me molestes más - dije e intenté irme.

Él no dejaba de seguirme mientras yo caminaba hasta que llegué a la puerta para irme, me agarró y me besó; lo empujé y lo miré con odio pensando en que palabra decirle cuando el dijo "Te amo, loca"

Y para los que preguntaron, si, con Santiago está todo bien, todo normal y no quiero que nadie venga a mi vida otra vez, a arruinar esto o complicarlo; quiero estar bien de una vez y sin problemas.

lunes, 15 de marzo de 2010

Nada nuevo para contar aún, nada fuera de lo normal y no iba a hacer una entrada para contar algo aburrido.
Así que si quieren pregunten:

jueves, 11 de marzo de 2010

V de Venganza

14.23 p.m. De Mariana: "La verdad sos un idiota, un resentido de mierda. A eso tenías que llegar? te pensas que con hacerme quedar mal logras algo? te equivocas chiquito, sos un infeliz de mierda"
14.25 p.m. De Martín: "JAJAJAJA pegó duro parece"
14.30 p.m. De Mariana: "Vamos a ver a quien le pega más, ah y gracias porque si no fuera por vos no estaría ahora con san"
14.33 p.m. De Martín: "Te odio"

A las cuatro de la tarde íbamos a vernos con Santi y ¿qué pasó? misteriosamente las cuatro ruedas del auto estaban pinchadas.

16.32 p.m. De Martín: "Pobrecita no puede salir a pasear"
16.35 p.m. De Mariana: "Pelotudo, estás loco? vas a seguirme a todos lados e intentar arruinar mi vida? me das gracia"
16.38 p.m. De Martín: "A mi me das gracia vos que te quedaste sin paseo"

Le dije a San que me disculpe, que tenía que hacer algo urgente.

18.24 p.m. De Martín: "Flaca estas loca? sos una pelotuda, pendeja de mierda no podes ser mas forra"
18.26 p.m. De Mariana: "JAJAJAJAJA"

Si, fui hasta la casa, en el camino compre un par de huevos. Le llené el auto de huevazos y tierra, barro, lo que encontraba por ahí.
Conmigo no se metan.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Era hora

12.21 p.m. De Mariana: "Estás trabajando?"
12.22 p.m. De Julián: "Si, que pasa?"
12.24 p.m. De Mariana: "Cuando almorzas? estoy cerca de ahí y tengo que hablar con vos"
12.26 p.m. De Julián: "Avisame cuando llegues y salgo"
12.45 p.m. De Mariana: "Estoy en la puerta"

- Hola Mar -
- Hola Juli -
- Decime ¿qué pasa? -
- Quiero terminar con esto, yo sabía desde el principio que no teníamos que involucrarnos, que no iba a resultar -
- Si estaba resultando - dijo, un poco triste.
- No, o si... (suspiré) Yo sabía que no debíamos, o por lo menos no en ese momento... (suspiré otra vez mientras me miraba) No iba a ilusionarte, no lo quise hacer pero se dio aunque no fue mi intención, me siento muy mal... por eso no quiero seguir enredándonos - dije, después de tantos suspiros e intentar decir algo, estaba nerviosa.
- Esta bien - dijo, con las manos en la cintura mirando para abajo - Esta bien - volvió a repetir, me miró a los ojos apretando los labios con los ojos brillosos.
- Ju... -
- El masoquista soy yo, Mar - dijo.
- Y yo te di con que, es mi culpa también ¿sabes? No te culpo si me odias, ya me equivoqué mucho y no sé como ir por el camino correcto. - dije y agregué - Creo que es el correcto -
- Yo te dije que iba a probar y si no funcionaba no importa. No funcionó, ya está - dijo.
- Perdón -
- Ya está, Mar - dijo, me abrazó fuerte y se fue adentro a seguir trabajando.

Que mal me sentía, que mal. Odio esto, odios estos momentos, odio perder un amigo de esa forma ¿por qué le di ese espacio en su momento? ¿por qué uno se equivoca tanto?
Su cara me partió el alma, no fue un muy buen día pero, una vez más, creo haber elegido bien, tengo muchas expectativas y mucha fe depositada en Santiago... espero no tener más sorpresas ya que es cotidiano en mi.

martes, 9 de marzo de 2010

Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.

No contestó ninguna de mis llamadas, no contestó ninguno de mis mensajes. No podía quedar así esto, no era mi culpa y no iba a dejar que se quede con una falsa imagen mía. Hasta que me llega un mensaje:

10.16 a.m. De Santiago: "Mariana no me llames más, no quiero involucrarme más con vos, ya fue todo"

Sentí una desesperación, lo admito, seguí insistiendo, llamando, mandando mensajes y nada.

11.00 a.m. Toqué el timbre de su departamento. Nadie contestó.
Me agarró un malestar, quizá me había visto llegar, quizá no estaba, quizá en serio se murió todo... cuando tendría que haber sido así (en parte, pero no tan así).
Me quede sentada en la puerta llorando, con la cabeza metida apoyada en mis brazos que estaban arriba de mis rodillas; así, hecha una bolita, estuve un rato largo hasta que siento un voz (12.20 p.m.)

- ¿Mariana? -
- ¡Santiago! - grité y me colgué de su cuello abrazándolo.

No supo bien como reaccionar y sólo me apoyó suavemente las manos en la cintura.

- ¿Qué haces acá? - preguntó.
- Quiero aclarar las cosas, ayer no fue todo como pensabas, y no contestaste mis llamadas, mis mensajes, después me mandaste ese mensaje...y no quiero que esto quede así - dije rápido, como si me estuvieran apurando.
- Te importo... -
- Si, Santiago, obvio que me importas -
- Me cuesta creer que lo de ayer no fue así -
- A mi también. Sabes que no quiero nada más con él, ni nos hablamos, menos nos vemos sólo me lo crucé dos segundos cuando salí el finde, nada más - dije, un poco exaltada.
- Bueno, entra... - dijo y me abrió la puerta.

En el ascensor estuvimos callados; abrió la puerta de su departamento y seguíamos callados. Entré, me quede parada mirando como dejaba todas las bolsas que traía en un costado.

- Sentate - dijo.

Me senté en el sillón y me até una colita, el llorar me dio calor y además lo hacía.
Fue hasta la cocina, sirvió gaseosa en dos vasos y los trajo a una mesita ratona que tiene; los apoyó ahí.
Tome, tenía mucho calor y él sólo me miraba.

- ¿Por qué no contestaste mis llamadas? - dije después de dejar el vaso.
- Porque me enojé mucho, cuando estás en caliente no pensas y no tenía ganas de hablar, pero te vi ahí abajo llorando cuando llegué y se me pasó todo enojo - dijo.
- Ese mensaje me destruyó - dije.
- Ah - sólo dijo.
- ¿Me crees? - pregunté apenas terminó de hablar, casi interrumpiéndolo.
- Yo sé que no sos una mentirosa, sé que esto que pasa te está alterando mucho. No te considero una piba vueltera sino un tanto insegura y es normal... yo también estaría así si me llovieran chicas - dijo y nuevamente casi interrumpiendo dije:
- ¿Me crees? -

Se produjo un silencio corto, para mi eterno, en el cual me miraba a los ojos fijamente.

- Si - dijo.
- ¿Por qué lo pensaste? -
- Porque no conozco a Martín y no sé que tan loco puede estar, y me da miedo que me mientas -
- Nunca te mentiría, San, sin confianza no hay nada -
- ¿Qué no hay? Si no somos nada -

Me chocó un poco eso, y me di cuenta que es verdad, no éramos nada... ya no.
Quedé pensativa unos segundos.

- Pensé que te perdía... - dije.
- Yo también sentí eso varias veces, y lo sigo haciendo - dijo.
- Pero estoy acá, no me perdiste - dije y sonreí.
- Si, pero vos viniste a aclarar una situación tuya, no viniste a buscarme -

Tenía toda la razón... o quizá no.
Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde ¿no? Bueno yo casi lo perdí y sentí que una gran parte de mi estaba un tanto vacía, no pensé en nada en ese momento, sólo en él. No lo sentía como capricho, no lo sentía como que fuese del momento.
Si, mis cambios de pensar están cada vez más cambiantes últimamente con todo esto pero ¿iba a seguir así?

Me acerqué y lo besé. Para mi sorpresa pasaron dos segundos y se alejó.

- Sabes que te quiero, Mar, pero si no la cortas vos lo hago yo, no quiero confusiones - dijo.

Era lo que necesitaba, que me pongan ese "punto" para darme cuenta que quería. Si no hubiera querido hubiera reaccionado de otra forma, y no lo hice.

- No hay más confusiones - dije.

Me sonrió un poco dudoso, como si hubiera entendido pero a la vez no.
Ahora ambos nos besamos.

- Te quiero, San - le dije.
- Y no sabes cuanto te quiero yo - contestó con una sonrisa.
- Ah, y si te llueven chicas - dije y reímos los dos.

lunes, 8 de marzo de 2010

Todo tipo de confusión.

Primero que nada ¡¡¡¡Feliz día mujeres!!!!
A las que luchan día a día por cambiar nuestra imagen, a las que se merecen un verdadero respeto y agradecimiento por lo que hacen.

08.02 a.m. De Julián: "Feliz día"

10.12 a.m. De Martín: "Feliz día pedazo de hembra"

11.35 a.m. Suena el celular celular. Santiago

- ¿Hola? - dije.
- Hola princesa, muy feliz día - dijo (bien, no demuestra enojo alguno como yo pensaba)
- ¡Gracias, San! -
- ¿Como estás? hace mucho no hablamos y preferí llamarte a mandarte un mensaje - dijo con un tono alegre (que dulce, siempre tan atento a esas cosas)
- Bien, por suerte, nada nuevo... ¿vos? -
- Tranqui -
Se formó un silencio en el que no sabíamos que decir.
- Bueno, nada era eso, saber como andabas - dijo cortando el momento incómodo por celular.
- Gracias por llamar, San -
- Una cosa más - quiso agregar - ¿Qué onda nosotros? - (ouch)
- Emm, nada sos libre - contesté rápido rezando que no pregunte más.
- ¿Libre de que? Me cuesta un poco este tiempo sin vos, no estoy enojado pero estoy desorbitado -
- San, lo mejor para todos ahora es estar lejos, para mi está bien así, no quiero más confusiones -
- ¿Podemos vernos para hablar aunque sea? - dijo y agregó rápidamente - Un rato nada más -
- Bueno, vení en media hora - dije y corté.
No pude negarme, si supieran como es él más allá de todo lo que yo pueda escribir...

12.20 p.m. Timbre.
Abro la puerta, saludo con un beso en la mejilla a Santiago y lo invito a pasar.

- ¿Queres tomar algo? - ofrecí rápidamente.
- No, gracias - contestó.

Estuvimos unos segundos en silencio, no sabía de que hablarle, que preguntarle, que contarle.
Se acercó y me tomo de la cintura (yo estaba apoyada contra la pared mientras él estaba sentado en el sillón). Me dio un tierno, y a la vez pasional, beso en el cuello del que no pude despegarme y negarme; cuando me soltó (siguiendo con las manos en mi cintura) quiso acercarse a besarme. Ene se momento me corrí, mejor dicho me moví para interrumpir el momento.

- ¿A que viniste, San? - pregunté.
- A verte, te extrañaba -
- San, vos no sos así -
- ¿Así como? -
- No sé, siempre que dije algo lo respetaste, no imaginé que vendrías a casa a intentar "conquistarme", sino te hubiera dicho que no... te deje libre para que no estés conmigo, para que no estemos juntos en realidad -
- Si, te respeto, te respeté pero que voy a hacer ¿esperar que vos decidas algo? Esta vez no me va, voy a pelear por lo que quiero ¿sabes? - dijo mirándome bien fijo, se notaba que hablaba en serio.
Me dejó muda, realmente no supe que decir. Tiene razón en si, pero más presión es peor para mi. Igualmente no lo culpo, yo quizá haría lo mismo.

- Bueno, no sé, no podemos - dije, intentando safar.
- ¿No podemos? Vos no queres que es distinto - dijo. Claramente Santiago se me reveló y nunca imaginé que lo haría, por eso estaba totalmente descolocada.
Se me acercó nuevamente para besarme y tocaron el timbre. ¿Salvada por la campana? No, al contrario.
Rápidamente me alejé de él para abrir, él venía atrás mío para ver también quién era. Y ¿quién era?

- ¿Que haces acá, Martín? - dije, totalmente confundida.
Se corrió intentando ver más allá, atrás mío y lo vio a Santiago.
- ¿Que hace ÉL acá? - dijo.
- ¿Me estás ocultando algo? - dijo Santiago.
- No, no sé que hace él acá. Andate Martín -
- Claro, te enfiestas con el taradito este ahora, y me llamas a mi para que venga y los vea juntos, sos una pendeja - dijo Martín.
- ¡¿Qué?! - dije, grité, me pregunté al mismo tiempo.
- Ah, queres poner celoso al chiquitín este - agregó Santiago - Tiene razón, que pendeja -
Se fue, se miraron mal mientras se cruzaron y se subió al auto.
Ya era raro, porque Martín no reaccionó al "insulto" de Santiago, así que algo tramaba y no era contra él, sino contra mi.

- Santiago, no te vayas por favor - dije, desesperada.
- Si, ahora suplicame - dijo y se fue.
Mientras veía como se iba pude notar la sonrisa de oreja a oreja de Martín.

- ¿De qué te reís, tarado? - dije.
- De lo hermosa que sos cuando te enojas - dijo.
- No ves que sos un imbécil, no te quiero ni ver - dije entrando e intentando cerrar la puerta pero él puso la mano y dijo:
- Y yo te quiero ver hoy más que nunca -
- ¿Cómo sabías que estaba Santiago acá? -
- Porque desde que te mandé el mensaje estoy sentado en frente de tu casa y nunca te diste cuenta, obviamente el tampoco y fue mi momento de actuar - dijo, sonrió y me guiñó el ojo - Dejame pasar, bonita -
- Salí, a mi casa no entras pelotudo -
- ¿Segura? -
- Martín, ya te borré de mi vida hace rato, no me molestes -
- Yo sé que no lo hiciste, y vas a ver - dijo, nuevamente sonrió y se fue caminando.

¿Y si tenía razón?
A todo esto, Santiago no me contesta las llamadas, los mensajes, nada. No quiero que piense que fue todo como Martín lo quiso hacer ver. Si para mañana no contesta le caigo en la casa.

sábado, 6 de marzo de 2010

Reencuentros casuales

Estoy teniendo unos días muy tranquilos, demasiado. Ya no hay rastro de ninguno de los dos. Presiento que Santiago está enojado (quizá nada que ver), y si es que lo está no lo culpo. Y con respecto Julián creo que también está molesto; el jueves a la noche le mandé un mensaje:

22.32 p.m. De Mariana: "No quiero que me esperes, quiero que sigas tu vida normal"
22.34 p.m. De Julián: "Mar te voy a esperar toda la vida si es ese el miedo que tenes"
22.37 p.m. De Mariana: "No, no quiero que me esperes, no quiero ilusionarte, no quiero lastimarte. Los dejé a ambos libres, si algún día tengo una respuesta (quizá nunca la tenga) y sé que quiero y eso que quiero sos vos, volveré. Me digas si, me digas no me la banco"
22.39 p.m. De Julián: "Por no elegir vas a quedarte sola?"
22.41 p.m. De Mariana: "No, si quedo sola es porque lo elegí, o porque cuando volví ya era tarde"
22.43 p.m. De Julián: "Vos sabrás, después no te arrepientas si elegís mal"

Y no volvimos a hablar.
Elija bien, elija mal, va a ser mi elección. No voy a tirarme atrás, no creo estar haciendo tan mal las cosas; bueno, los confundí mucho pero intento remediarlo, que estén tranquilos y yo también, no voy a ser egoísta en eso.

Cambiando de tema, ayer, si febrero sería de trinta días, sería un mes de ese adiós, de que dejé mi pasado para vivir cosas nuevas. Un mes de ese adiós que abrió muchas puertas, de ese adiós que pareció ser para siempre y que luego trajo momentos de intento de "idas y vueltas" que no acepté. Ayer salí, volví a cruzarme a Martín, volvimos a vernos a los ojos por unos segundos y seguir cada uno su camino. La última vez que lo vi fue ese día que vino a casa, me gritó, lloró y amenazó con agarrar Santiago cuando lo vea.
Luego de un par de tragos para ponernos en tono con la gente, la música y la diversión siento que me clavan fija la mirada en la nuca, puedo sentir que alguien me mira. Volteo y está él, con una vaso en la mano y la otra mano en el bolsillo (así, canchero y con su facha de siempre); no dejaba de mirarme, se ponía un poco incómoda la situación pero igualmente hice la que no lo había notado y seguí "concentrada" en mi baile.
A los segundos se acercó.
- Hola Mariana - dijo.
- Ah, hola Martín - dije apenas mirándolo como para reconocer quién era y disimular, para luego volver a lo mío.
- ¿No viniste con tu chico? - preguntó.
- ¿Eso es algo que tendría que contestarte justamente a vos? - respondí.
- Sabes como odio que me contestes con una pregunta - dijo, sonriendo pero mordiéndose el labio como con bronca.
- Y sé cuanto te gusta - dije, en un tono de desafío (si, no tendría que haberlo hecho).
- Vos me gustas -
- No jodas, Martín - y seguí bailando cada vez mas loca, demostrándole que me divierto, que se vaya, intentando que sienta que está de más.
Me miró unos segundos más y se alejó, pero siguió mirándome.
Continuó la noche, llegó la hora de irse. Estábamos afuera hablando con unos chicos que conocimos esa noche, riendo. De repente siento un roce en la cintura, de una mano que se desliza al pasar. Miro para saber quién era o si era de esos pibes que lo hacen por sentirse grosos por tocarle la cintura a una mujer o no sé que se les cruza por la cabeza, y era él. Me sonríe con esa sonrisa que en su momento me enamoró y me volvió loca, me guiñó el ojo y se fue.

A veces quedan dudas, a veces quieren saber más y me pareció una buena idea esta que me dio Ailu para que pregunten algo que no se animarían, o que quieren preguntarme hace mucho, o solamente por diversión =)

jueves, 4 de marzo de 2010

"La rapidita"

Hoy es mi segundo día de ser soltera, sin apuros y en proceso de tranquilización y acomodamiento de ideas, ¿y sabes que? lo llevo demasiado bien.
Ayer llegó un mensaje de Julián que decía "Yo te espero toda la vida" y me di cuenta que no quedó claro, por lo menos en él, lo que quise decir. Yo no quiero que ninguno me espere, que ninguno esté pendiente de mi y la decisión que tome; los dejé libres, abiertos a la vida y nuevas oportunidades, no podía encerrarlos en mi. Julián pretende que yo decida cuando ni siquiera sé si voy a hacerlo. No quiero volver a tocar más el tema con ellos, ya no pero voy a tener que volver a explicárselo porque se lastima el solo al fin y al cabo.

Nota aparte:
Ahora que no voy a hablar más de ellos, supuestamente, voy a detallar más asuntos míos y mis relaciones con los demás.
Recuerdo comentarios preguntando por Florencia después de esa noche.
Florencia, como mencioné alguna vez, es un tanto rápida en todo sentido: rápida al pensar, saca conclusiones y consejos o ideas a la velocidad de la luz, y así como lo es pensando también lo es actuando y no de la mejor forma aunque ella se divierta. De ahí sus tantos apodos (que increíblemente no les molesta, al contrairo, les gusta) como: "tanga veloz" "la rapidita" "morocha puta", demás.
Sinceramente no me importa que piensen de mi por estar con ella, porque yo sé quien soy y como soy, yo y Celeste. Algunos se arman imágenes falsas de nosotras, pero no somos ni la cuarta parte de Florencia; y, además, la critican a más no poder por ser así. Claro, está muy mal vista esa imagen que ella lleva, pero lo que si sé es que también es respetuosa a la hora de ser así porque nunca estuvo con el novio de alguna chica, o con alguien que lleve una relación.
Ella es una persona muy buena, compañera y confiable, es una amiga de mucha importancia para mi (además de que nos conocemos desde chiquitas).
Como mencioné una vez: perdió su virginidad a los trece. Cuando nos contó a mi y a Celeste no podíamos creerlo, estábamos tontas y no sabíamos como reaccionar o que decirle, si felicitarla o enojarnos. En si era su decisión, pero temíamos que se convierta en lo que es ahora que, para nosotras, es lo más común.
A los trece años mantenía ya relaciones sexuales habituales con su primo; si, así como leen. Ella vive con su madre y su padre que no se llevan para nada bien (él le pega a la mujer y desaparece por semanas y cuando se le antoja vuelve. Además, tiene otra familia anterior a esta donde tuvo dos varones, uno que ahora tiene 20 y el otro 22, y debe hacerse cargo) y con la hermana de su mamá y su único hijo de 19 (su primo).
El padre o desaparece o trabaja, la madre y la tía se desviven por llevar adelante la familia y el hogar trabajando como dos condenadas y, mientras tanto, ella y él están solos. Ya con trece años perdieron ambos su virginidad y hasta el día de hoy siguen manteniendo esa relación de primos con derechos o, como ella dice, "polvo de emergencia".
Luego a medida que creció fue teniendo sus "noviecitos" donde a la semana ya había concretado el acto sexual, luego se cansaba y se ponía con otro. Vale aclarar que Florencia es hermosa de rostro, de cuerpo, pelo, etc. es prácticamente perfecta físicamente y como no acercarse a ella.
Es una chica un tanto complicada en su carácter y por actitudes que tiene ya que muchas las arrastra de su hogar, golpes, gritos y demás le afectan en mucho a su vida.
Hace poco, ya que estamos hablando de esto, ella conoció (se dispuso a conocer porque no quería, se negaba a la otra familia de su padre) a sus hermanastros. Creo que hubiera sido mejor si no se veían nunca la cara. Su padre los invitó a la casa cuando Florencia esté sola así pudiesen hablar tranquilos de lo que quisieran (ya que era todo un tanto delicado) y pudieran llevarse bien... no se equivocó. Según me contó a la media hora de conocerlos y hablar un rato terminaron los tres desnudos en una cama haciendo un trío, si, los dos hermanos con su hermanastra.
Fue sólo una anécdota para que se fijen que tan rápida es, como conquista rápido y como hace sociales rápidamente con la gente.
Mucho al leer esto, que parece un blog de relatos eróticos, van a sacar sus propias conclusiones (malas seguramente) y pensar que sólo es una "puta más". Yo como su amiga, no de mala ni nada, pero lo admito, lo es y ella también lo admite. Pero más allá de lo que puedan pensar y decir es mi amiga y la banco en todas, hasta en estas. Por más que yo la muestre de esta forma, porque no voy a ocultarles nada, ella es una excelente amiga y todos a la hora de estar mal quisiera tenerla porque es indispensable la forma que tiene de levantarte el ánimo y solucionarte los problemas.
La quiero más de lo que se imaginan.

martes, 2 de marzo de 2010

Sola, soltera, sola, muy sola.

14.00 p.m.
Santiago tocó timbre a mi casa, con aviso previo, y vino para aclarar dudas. No iba a mentirle, iba a ser cien por ciento sincera para evitar errores luego.
Le comenté de Julián, de lo que pasó mientras estaba con él, me abrí y le expliqué todo exponiendo mis sentimientos a esto.

- Y ahora, Julián me movió el piso... - dije.
- Entiendo -
- Por eso, vos ya me bancaste con Martín, ahora esto con Julián. San, te juro que yo no soy de esas histéricas que no saben lo que quieren o se encaprichan, quizá me esté convirtiendo en una pero es lo que menos quiero, y, además, no quiero que vos salgas lastimado de esto porque te quiero mucho como para otra vez ponerte en segunda -
- Pero lo estás haciendo, Mariana - dijo y a los segundos agregó - Igual, yo no soy nadie para impedirte algo, no somos novios, no tenemos una relación, si creí que teníamos algo especial... pero me equivoqué -
Se levantó y dirigió hasta la puerta, me dijo un simple "Nos vemos" y se fue.
¿Será que tengo que llegar al límite de las cosas para darme cuenta de que voy a extrañarlas, o de que quiero?

Ahora es cuando me replanteo la situación y me pregunto muchas cosas. Empiezo a pensar en los tantos consejos o pensares míos y en las veces que escuché que las relaciones de amigos no funcionan como novios. ¿Será la excepción?
Dos horas después de eso llamé a Julián y le dije lo mismo que a Santiago, que no quería lastimarlo ni nada pero al final no iba ni para atrás ni para adelante; no puedo jugar a dos puntas y con los sentimientos de dos personas y tampoco con el mío, mi corazón revota de un lado para el otro.
Así es, así como leen: me quedo sin ninguno. Por lo menos hasta que sepa que quiero, ahora que hagan su vida, que nadie los lastime ni los haga sentir mal porque son excelentes chicos pero yo sin tiempo y orden en mi interior no consigo nada.
El día que sepa que quiera volveré a la puerta del que escoja, y espero que no sea demasiado tarde... de todas formas me la veo merecida.

lunes, 1 de marzo de 2010

Despertando interés.

25 de febrero
10.30 a.m. De Santiago: "Me vuelvo el primero princesa"
10.32 a.m. De Mariana: "San, perdón, necesito un tiempo"
10.35 a.m. De Santiago: "Por?"
10.37 a.m. De Mariana: "Se que no mereces esto y lo mejor no es decirlo por mensaje pero lo necesito realmente"
10.39 a.m. De Santiago: "bueno"

No hablamos más. Fue bastante directo e inesperado lo mío (igualmente antes le contesté algunos mensajes cortados); no lo merece ni un poco, pero tampoco merece que yo viva confundiéndolo.
Los demás días nos vimos con Julián, todo re bien, yo un tanto distante por confundirme a veces pero la pasábamos bien. Me di cuenta que es algo lindo, no sé si es lo que "podría necesitar" recién pasamos cuatro, cinco días juntos. Es muy tierno, me trata bien, no se pasa en nada.
Santiago es como él, me tratan así de especial pero Julián estos días despertó en mi algo que Santiago no, que es más "interés". Santiago si no me mandaba un mensaje yo por lo general no lo hacía, con Julián es distinto, lo aturdo con mensajes.
Quizá esto es sólo por el momento, un simple capricho también, o no.
Cuando pensé en tomarme un tiempo sentí que no iba a servir porque extrañaría cada cosa distinta de ambos ¡si podría juntarlos en uno! pero no, ambos me quieren, a ambos quiero pero sé que uno solo va a despertar más que un interés en mi.
Hoy vuelve Santiago, seguramente querrá hablar; voy a darle ese espacio, no puedo negárselo.
Y en cuanto a Julián, lo que dije antes, no paro de pensar en él.